DESCUBRE PORQUE ES ÚTIL LA TRISTEZA
La tristeza puede aparecer en nuestras vidas marcando en ellas un gran malestar. Tendemos a deshacernos de la tristeza rápidamente, pero debemos de comprender que la tristeza tiene su parte de utilidad para nuestro propio equilibrio psíquico.
¿Qué es la tristeza?
Se trata de una emoción básica y universal. La tristeza nos conecta con el proceso psicológico que nos ayuda a superar las pérdidas, los fracasos, y las desilusiones. Gracias a la tristeza, cuando vivimos situaciones que entrañan dolor, nos permitimos tomar distancia de las mismas, para que, a nivel cognitivo, nos sea más factible comenzar a interiorizar la situación y la cicatrización, cerrando así el dolor que esa situación procesaba dentro de nosotros.
Además, cuando conectamos con la tristeza, esta nos suministra la empatía suficiente, para poder conectar con otras personas que en ese momento sienten tristeza, pudiendo de ese modo darles consuelo, apoyo, y crear vínculos cercanos.
¿Cuándo surge la tristeza?
La tristeza se puede presentar de diversas formas y en distintos niveles:
- A nivel conductual: cuando la persona no tiene motivación, ni ganas por enfrentarse a las tareas cotidianas, salir a la calle, socializar, etc.
- A nivel mental: la persona tiene toda su atención centrada en su problema, por lo que su mente esta continuamente pensando en dicho problema. Todo esto le comienza a pasar factura ya que su concentración se ve mermada, sus temas de conversación son los mismos, no consigue sacar de su pensamiento ese problema.
- A nivel físico: la persona comienza a tener raciones fisiológicas como: el llanto, falta de apetito, desmotivación, dificultades en el sueño y en la alimentación, etc.
¿Qué función tiene la tristeza?
- Disminuir el nivel funcional: cuando experimentamos la tristeza, precisamos aislarnos del entorno, con la finalidad de poder reflexionar a cerca de nuestro comportamiento frente a tal circunstancia. Si mermamos nuestra activación, podremos adoptar un estado más relajado para focalizar más la atención en nosotros mismos.
- Propicia la introspección: nos facilita realizar un análisis sobre la situación y extraer conclusiones constructivas. Tener una aptitud reflexiva, nos proporciona la posibilidad de restituirnos y reflexionar sobre todo lo que está pasando.
- Incrementa el apoyo social: podemos transmitir nuestra tristeza, tanto con lenguaje verbal: hablando; Como con el lenguaje no verbal: llorando. Por lo que otras personas se mostrarán empáticos frente a esta situación y querrán ayudarnos.
La tristeza es una de las emociones que tiene una fuerte función protectora para nosotros mismos y de unión con el otro. Nos da la oportunidad de tomar un tiempo para nosotros mismos. Recargarnos de fuerzas y conservar nuestra energía para superar la pérdida vivida.
¿Cómo comprender la tristeza?
Esta claro que a nadie nos gusta sentir tristeza, que es una de las emociones que se podrían llamar “disfóricas” que son las que no nos son agradables de experimentar.
Pero como una de más de las emociones, no se trata de que es buena o mala, sino necesaria como el resto de las emociones. O bien para aprender de un error, o para analizar una situación difícil, etc. Es cierto que el sentirse triste es una de las peores sensaciones que puede experimentar el ser humano, pero también nos hace valorar con mayor consistencia la sensación de estar alegre.
Cuando experimentamos la tristeza, pueden aparecer somatizaciones:
- Problemas estomacales o dermatológicos
- Caída del cabello
- Trastornos ansiosos
- Trastornos depresivos
- Defensas bajas
A menudo los trastornos depresivos aparecen a largo plazo, cuando la persona ya no relaciona su tristeza con el momento traumático de la pérdida, o de la situación convulsa.
En consulta, muchas veces me encuentro a pacientes que están rotos de dolor, camuflando el mismo con una sonrisa fingida, o verbalizando frases como: “no puedo estar triste con todo lo que tengo”, “no tengo derecho a quejarme”, “no comprendo por qué estoy así, si yo pensaba que era fuerte”.
En general hay una idea en la sociedad que se va transmitiendo de unos a otros: “fuerte es quien no manifiesta la tristeza frente al que si que lo hace siendo débil”. En realidad, eta afirmación no es correcta. Las personas que verbalizan abiertamente la tristeza y se exponen a aprender a manejarla, son muy valientes. Son personas que comprenden que la tristeza es una emoción más por atender, y que hay que experimentarla cuando se presenta.
En resumen
Cuando una persona se siente triste:
- Suele refugiarse en sí misma
- Se aísla socialmente para procesar su problema y gestionar la tristeza
- Surgen diversos pensamientos alternativos ante la situación problemática, que nos ayudan a darle lugar dentro de nuestra historia personal.
- Se generan nuevas modificaciones de las conductas que emitimos, para adaptarnos a la nueva realidad con la que tenemos que vivir.
Como podemos ver, la tristeza nos ayuda a procesar el dolor, las pérdidas y los fracasos que nos plantea la vida. Es una emoción dolorosa, pero con gran utilidad.
- Si queremos gestionar la tristeza, debemos saber identificarla, tomar consciencia de la misma, y de sus síntomas.
- Aceptar la tristeza, no es signo de debilidad, debemos permitirnos estar tristes, contrariamente a lo que nos dicta la sociedad de control emocional.
- Buscar soluciones, si es algo sobre lo que podemos actuar debemos orientarnos a la acción para eliminar la situación que nos genera la tristeza.
- El expresar las emociones ayuda a superarlas. Intenta mantener tus actividades diarias en la medida de lo posible, e incrementa las actividades agradables, te ayudara a equilibrar tu tono emocional.